¿DEJA
MARX DE SER MARXISTA?
[Transitando
por mis memorias – fragmento – ]
De mis memorias.-
“Feito, sigues
siendo marxista?” me preguntaba mi amigo Xuan Bello en una entrevista
televisiva (TPA “Clave de Fondo” de 05/11/2013). Los que no damos “saltos” en
nuestra evolución, sino que respetamos, cuando menos, los “cuarenta días a pan
y agua”, somos de la idea de que pensar duele; especialmente si se persigue la
coherencia; y muy especialmente si se pretende ser coherente. Xuan Bello con su
pregunta alborotó mi larga búsqueda, mi larga travesía por el desierto,
afrontando principalmente enemistades y persecuciones. Las respuestas parciales
que he ido encontrando no figuran formuladas por escrito. Sin agotarlas y,
muchos menos, sin pretender repasar todo el pensamiento de Marx, voy a celebrar
el 200 cumpleaños de Marx con algunas notas (además de con una visita a su
ciudad natal – Trier, Tréveris en Español).
Mi primer contacto con Marx – sin exceptuamos el relato
de mi padre sobre las crisis cíclicas del capitalismo, mientras hacíamos
“pozas” para plantar pinos en La Esquita, allá por el año 1956 – fue a través del Manual de Economía Política
(Nikitin) y del Manual de Marxismo – Leninismo, ambos editados por la Academia de
Ciencias de la URSS, al comienzo de los sesenta y viviendo ya en Oviedo
(después de La Habana y de Lavio). Si debo añadir que en la Biblioteca Pública
de la Diputación de Oviedo (y aquí hay que hacer un alto para rendir homenaje a
su Director, Don Lorenzo Castellano – pero eso es cosa de otro capítulo – )
había leído “La Santa Juana de los mataderos” de Bertoldt Brecht, en la que se
relataba la crisis de superproducción capitalista; en aquellos tiempos
accedíamos a Marx vía literatura; así, leyendo a Pablo Neruda, a Miguel
Hernández, …
El nivel de conocimiento en aquel entonces era muy
primario y primitivo por aquí, y continuó siéndolo mucho más tarde, como tuve
ocasión de constatar. Era y es un marxismo de Vulgata o, parafraseando
a Marx, marxismo vulgar (Marx hablaba de materialismo vulgar) cuyos esquemas están enfocados a la acción
política militante, es decir, como mero instrumento de adoctrinamiento para la
acción. Era, por tanto, los Manuales de Marxismo – Leninismo, recurriendo a
textos originales como “El Manifiesto Comunista” y como las “Tesis sobre
Fuerbach”, para los más doctos y cuya finalidad consistía en absolutizar la
acción política como vía de conocimiento.
Resumiendo, para evitar la deriva hacia un relato
excesivamente concreto, el panorama con relación al conocimiento de las ideas
de Marx y Engels (extensible, por supuesto a Lenin) era auténticamente desolador
(“elend”), tanto en el PCE como en los grupos y personas que vivaqueaban u
hormigueaban en su entorno. No creía yo, aún a finales de los años 60 del
pasado siglo, que en España no fuera conocido el marxismo de manera
significativa; por eso me disgusté cuando el padre de una amiga, miembro de la
dirección del SED y ex prisionero de campo de concentración, me dijo “en España
no hay marxistas”.
Mis contactos más serios con el Marxismo tuvieron lugar
en la Escuela Superior de Economía de Berlín - Karlhorst (1968 – 1970) y en la
Universidad de Vincennes (Paris, 1970 – 1971). En ambas estudié la Economía en
los periodos de transición entre sistemas económicos, es decir los aspectos de
la realidad menos encajables en esquemas o dogmas. En la primera, estudié El
Capital, especialmente en lo referido a la mercancía. Y en el segundo caso,
primó una exégesis de las ideas de Marx. Y es aquí donde aprendí que Marx no
había definido el concepto de clase social y que lo aplicaba con significados
diferentes.
Aún durante el curso 68-69 tanto en las lecciones
magistrales (Vorlesungen) como en los seminarios, el debate (combate
ideológico) no se planteaba entre Plan Central y Mercado, sino que a ambos
(Plan Central y Mercado) se estudiaban como mecarismos reguladores del sistema
económico. El debate se establecía entre Plan Imperativo y Plan Indicativo;
admitiendo la compatibilidad entre Plan y Mercado como mecanismos reguladores.
Todo cambió ya en el curso 69-70, después de haberse
consolidado la intervención militar en Praga. El ambiente se notaba tenso,
precavido … Fue en ese contexto que en el PCE de Berlin oriental se llevó a
cabo una reunión con asistencia de Santiago Carrillo. Y fue ahí donde Carrillo
me citó para hablar en el hotel Del Comité Central y donde me dijo, “yo sé que
hay micrófonos; yo voy a hablar libremente, te lo digo para que tu estés
informado”.
Mi último contacto serio con el marxismo tuvo lugar en la
Université de Vincennes (Paris), durante el curso 1970-71. Allí asistí a un
seminario sobre la economía política de los periodos de transición entre
sistemas económicos. En el mismo se llevó una exégesis que puedo calificar de
completa de las ideas de Marx y Lenin.
De mis memorias conceptuales.-
Marx es muchos Marx. Marx tiene diferentes momentos cronológicos y diferentes momentos conceptuales.
Esquemáticamente, hay el momento conceptual de la acción y el momento conceptual de la reflexión; el momento de la política
y el momento del conocimiento. El momento de las Tesis sobre Feuerbach y del Manifiesto y el momento de la Introducción a la crítica de la economía
política (Zur Kritik der Politischen Ökonomie), al final de cuyo prólogo, Marx
dice:
“Bei dem Eingang in die
Wissenschaft aber, wie beim Eingang in die Hölle, muss die Forderung
gestellt werden:
Qui si convien lasciare
ogni sospetto
Ogni viltà convien che
qui sia morta”
Escrito
por Marx en Londres, en mayo de 1859. Y su traducción es: “A la entrada en la
ciencia, como a la entrada en el infierno, debe establecerse la exigencia:
‘Aquí es conveniente dejar recelos / Aquí conviene que muera toda vileza’ “
Los conceptos elaborados por Marx y más relacionados con
el conocimiento, son los que muestran una mayor pervivencia. Solo con algunas
revisiones adquieren plena operatividad en el presente.
Solo
voy a referirme a dos de estos conceptos:
Uno] Wechselbeziehungen /
Wechselverhältnisse y
Dos] Produktionsweise.
Wechselbeziehungen
/ Wechselverhältnisse , que yo traducía como relaciones
de ida y vuelta y que creo que fue traducido como relaciones orgánicas por
Wenceslao Roces. Hoy día la traducción revisada sería la de relaciones
sistémicas.
Produktionsweise ,
siempre traducido como Modo de producción. Este concepto
(abstracto, en consecuencia) [según Marx, lo concreto se compone de muchas
abstracciones] resulta de gran operatividad para analizar y situar diferentes
sociedades en diferentes momentos de la historia. Ha sido interpretado de
manera perversa por las diferentes vulgatas para activistas.
Asi, se había establecido una secuencia obligatoria,
esquemática y rígida de la historia de la humanidad, que transcurriría como
sigue: esclavismo à
feudalismo à
capitalismo à
socialismo à
comunismo. Más tarde y quizás como
consecuencia de las rebeliones de los años sesenta del s. XX (especialmente de
1968), se empezó a hablar de modo de producción asiático y se
puso seriamente en duda la naturaleza de
las sociedades del socialismo real (o realmente existente),
es decir de sociedades situadas tras el telón de acero.
A lo largo de los últimos meses me he ocupado con la
relación existente en Asturias entre los siglos X y XVI entre lo que se conoce
como régimen
señorial y territorio baldío, a propósito de situar el grupo humano vaqueiro y su dinámica migratoria. Creo que el
reconceptualizar el señorío como modo de producción señorial
contrapuesto al modo de producción primitivo, que podría formularse de manera
más explícita: modo de producción / apropiación señorial versus modo de producción /
apropiación primitivo. Manteniéndonos dentro de los conceptos
marxianos, pues producción equivale a apropiación (proceso) y propiedad es apropiación (proceso).
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