VIABILIDAD DE EMPRESAS, TERRITORIO Y DESARROLLO ECONÓMICO
José Feito Fernández
1. Sobre terminología y conceptos: cluster, red, sistema
Cada vez con mayor frecuencia, al tratar temas de organización y estrategia de empresas, se escuchan términos como cluster, red de empresas, empresas en red, sistema de empresas, sistema local de empresas, etc., que expresan fenómenos suficientemente constatados en la actividad económica desde finales de los años 70 del s. XX.
Todos ellos cubren el campo semántico de la cooperación entre empresas para:
a) realización externa de economías de tamaño en determinadas funciones económicas (bien sea para acceder a tamaños umbral, o para incrementar la eficiencia interna por incremento de tamaño o por reducción de tamaño),
b) superación de costes de jerarquía sin incurrir en costes de transacción disuasorios,
c) acceso a espacios de mercado diferenciados y cambiantes (permitiendo a una unidad empresarial trabajar en bucle corto con un espacio de mercado determinado, así como superar barreras de entrada – salida por exceso de tamaño)
d) repartir riesgos
Todos estos términos contienen en su significado un doble binomio:
a) de cooperación y competencia a través del mercado, así como, paralelamente,
b) de cooperación y competencia a través de acuerdos o mecanismos institucionales (con uno u otro grado de formalización y explicitud).
Las constataciones empíricas ponen de relieve una amplia casuística que nos obliga a afinar la herramienta conceptual, con el fin de acercarnos al análisis, el diagnóstico y la proyección de este tipo de fenómenos.
Así, hacemos equivalentes los significados de cluster, red de empresas y empresas en red, queriendo significar la configuración de una red o racimo de empresas a partir de la externalización de funciones o a partir de un agrupamiento de empresas. Las empresas en red, nacen o se desarrollan a través del descentramiento de una empresa (generalmente grande o muy grande), mientras que la red de empresas nace o se desarrolla a través de la cooperación entre empresas (generalmente pequeñas o muy pequeñas).[1]
La utilización del término sistema (sistemas de empresas) implica poner el acento en las relaciones interactivas, en los feed backs múltiples entre empresas y en su carácter complejo, dinámico, abierto y evolutivo.
Cuando hablamos de sistemas locales de empresas estamos ampliando el contenido de los sistemas de empresas a las externalidades naturales y culturales residentes en el entorno territorial. La cultura (entendida como sistema diferenciado de representaciones en común del mundo, sistema diferenciado de instituciones y su interiorización – valores – y saber hacer específico, así como su plasmación en una cultura material) es el ámbito donde se desarrolla la capacidad de innovar, de producir síntesis adaptativas eficientes a partir de los datos universales y de las especificidades del grupo humano – territorio.[2]
2. Diferentes enfoques en el estudio de los sistemas locales de empresas
El tema “Sistemas locales de empresas” es muy extenso y puede ser abordado desde múltiples puntos de vista o enfoques:
1) empresarial individual (viabilidad de empresas);
2) sindical (empleo y condiciones de trabajo);
3) ecológica (modificación del entorno natural);
4) cultural (modificación del entorno de instituciones, de valores, de representaciones en común, de saber hacer, de cultura material);
5) de servicios sociales (grado de equidad, evitando y compensando fenómenos de marginalidad);
6) migratoria (atracción o repulsión de migrantes, teniendo en cuenta las ópticas económica, sindical, de servicios sociales y cultural);
7) desarrollo económico de un territorio (desencadenamiento de dinámicas internas de crecimiento económico sostenido en el tiempo), que puede y debe tener en cuenta todas las ópticas precedentes.
Obedeciendo al título, trataremos de llegar, a partir de la óptica de la viabilidad individual de empresas, a las redes de empresas y empresas en red como factor clave de viabilidad de éstas; y, a partir de aquí, llegar al territorio, como conjunto de externalidades de las funciones económicas empresariales que constituyen un contexto de potencialidades específicas, diferenciales (y, como no, también de estrangulamientos). Es decir, pretendemos, partiendo de la empresa individualizadamente, llegar a los sistemas locales de empresas y a los procesos de desarrollo económico vinculados a territorio (desarrollo local).
2. El problema de la viabilidad de empresas: economías de escala
El empresario, tanto en su origen histórico como en su configuración actual, es un comerciante, es decir, un buscador de oportunidades de venta unidas con oportunidades de compra, con independencia del mayor o menor número de operaciones o funciones intermedias.[3]
Cuando el emprendedor, detectada una oportunidad de negocio y realizada ésta con resultado positivo, pretende repetirla y mejorarla, y para ello crea una estructura, una organización, una jerarquía que internaliza, normativiza y planifica una serie de funciones antes dispersas en múltiples relaciones de mercado, nace la empresa.
La recurrencia, la repetibilidad, de las acciones económicas constituye un factor de rendimientos crecientes, por cuanto que:
a) Reduce el riesgo y / o lo mide y lo prevé con mayor aproximación (se acotan las incertidumbre no determinables – indeterminaciones – y se calculan ciertas incertidumbres acotables y medibles), al disponer de mayor información – dominio sobre los espacios de mercado que debe combinar,
b) Incrementa el saber hacer (reduce costes y aumenta la calidad y adecuación del producto al espacio de mercado – aprendizaje e innovación – ),
c) Plantea el comienzo de realización de economías de escala por tamaño interno contiguo.
En su razonamiento y una vez adoptada la idea de recurrencia de las operaciones, se plantea la necesidad de controlar parte o gran parte del proceso. Debe crear una estructura, una jerarquía, capaz de internalizar una parte (mayor o menor) de las funciones que entraña la operación única realizada exclusivamente a través del mercado.[4]
La organización comporta (o incrementa sensiblemente):
a) costes fijos de acopio, producción y comercialización;
b) costes fijos de gestión (la complejidad) y, muy especialmente,
c) necesidades de financiación mayores.
Pero el incremento de los costes fijos y el incremento de la financiación necesaria comportan, a su vez, un aumento del riesgo. Es decir, se reduce el riesgo, por un lado, y se incrementa, por otro.[5]
Ahora bien, las empresas solo producen beneficio a partir de un tamaño, que llamamos tamaño umbral. Y obtienen el máximo beneficio posible cuando alcanzan un tamaño óptimo. En cada tipo de negocio, en cada tipo de actividad, éste resulta diferente. Pero siempre hay un tamaño umbral y un tamaño óptimo. (Más adelante hablaremos de la redefinición del concepto tamaño)
Un tamaño umbral elevado constituye un factor disuasorio del emprendimiento, es un enemigo de los emprendedores, del emprendimiento. Es, especialmente, un enemigo de los pequeños emprendimientos, propios de muchos territorios con dinámicas intensas y sostenidas de actividad económica.[6]
En el GRÁFICO I, queremos ilustrar la idea de minimización de los costes unitarios medios de funciones económicas, relacionándolos con el tamaño (de la actividad en general, de la producción, de la planta industrial, de la empresa).
Para mayor sencillez hacemos equivalentes la funciones empresariales con los departamentos de la empresa. La superficie de cada rectángulo refleja el número de unidades equivalentes de output de un departamento cuando éste alcanza los costes unitarios medios mínimos, que son las unidades de input disponibles para el siguiente secuencialmente (todos los rectángulos tienen la misma altura).Las curvas interiores a los rectángulos reflejan el comportamiento de la respectiva función de costes unitarios medios. La interpretación es la siguiente: el Departamento (la función) 1 alcanza sus costes unitarios medios mínimos (óptimo de eficiencia) para un volumen de unidades equivalentes correspondiente a la superficie A (éste sería su 0utput óptimo), el Departamento (función) 2 alcanza sus costes unitarios medios mínimos para un volumen de unidades equivalentes correspondiente a la superficie B (su óptimo) ...
Los problemas que se plantean y sus respectivas soluciones son los siguientes:
- El Departamento 1, funcionando dentro de su óptimo, no alcanza a suministrar el número de unidades que precisa el Departamento 2 para alcanzar su óptimo. Soluciones posibles: a) El Departamento 1 eleva el número de unidades, con lo cual se sale de su óptimo, b) El Departamento 2 hace descender el número de sus unidades, con lo cual también se sale de su óptimo (costes de inactividad), c) El Departamento 2 se suministra del Departamento 1 hasta el óptimo de éste y el resto, hasta cubrir sus necesidades para alcanzar su óptimo, se suministra del mercado ( previa comparación de precios de coste) y c’) La empresa crea otro Departamento 1 externo (empresa) para suministrar al Departamento 2 (previa comparación de precios de coste).
- El Departamento 2, funcionando dentro de su óptimo, produce un número de unidades equivalentes superior a las que demanda el Departamento 3. Soluciones posibles: a) El Departamento 2 reduce el número de unidades equivalentes, con lo cual se sale de su óptimo, b) El Departamento 3 incrementa el número de unidades equivalentes, con lo cual se sale de su óptimo, c) El Departamento 2 vende sus unidades excedentarias en el mercado (previa comparación de precios) y c’) La empresa crea otro Departamento 3 externo para absorber las unidades excedentarias del Departamento 2.
Adoptando las soluciones c’ la empresa está externalizando parcialmente sus funciones. Cabe otra solución, externalizar totalmente sus tres departamentos. En ambos casos, surge una empresa en red con el fin de optimizar el tamaño de cada departamento.

4. El problema de la viabilidad de empresas: costes de transacción, costes de
jerarquía y tamaño
Las empresas, las jerarquías surgen para superar los costes que supone el uso del mercado o lo que es lo mismo, los costes de transacción. Efectivamente, el convenir dentro del mercado con todos los suministradores de bienes y servicios que requiere la realización de operaciones económicas, plantea una serie de problemas de cuya solución resultan de costes significativos: a) obtener la información de dónde se encuentra el suministrador(es), b) negociar las condiciones, c) determinar las mejores condiciones, d) garantizar el precio, la calidad, la cantidad, la fecha y el lugar de entrega. Estos costes, que contablemente aparecerían difusos en varias cuentas, son los que denominamos costes de transacción.
La empresa como jerarquía nace al internalizar todas estas funciones mediante contratos estables o de mayor estabilidad (con mayor información a priori y con mayor garantía de control). La empresa resulta así, un espacio planificable dentro del mercado (opaco desde el punto de vista de la información y no planificable).
De acuerdo con ésta lógica (paralela y compatible o complementaria a la de las economías de escala por tamaño interno contiguo), los costes de transacción podrían ser reducidos ad infinitum mediante el crecimiento del tamaño de la empresa (de la jerarquía).
Ocurre, sin embargo, que el crecimiento del tamaño de una jerarquía da lugar al surgimiento de otros costes, similares a los de transacción, pero internos. Son los costes de jerarquía. Contablemente se encontrarían repartidos de forma difusa en diferentes cuentas de gasto (costes de personal, costes de materiales, costes de averías, costes de producciones defectuosas, costes de inactividad, etc.).
En el GRÁFICO II, queremos ilustrar las dos tendencias contrarias seguidas por los costes de transacción y por los costes de jerarquía al aumentar – disminuir el tamaño de la organización o jerarquía.
En el margen derecho, pretendemos ilustrar las formas organizativas predominantes en cada nivel de tamaño. Así, el círculo representaría la ausencia de organización, sería la denominada por algunos jerarquía u organización plana, lo que equivale a afirmar que la empresa desaparecería disuelta en el mercado o no nacería aún; la “cebolla” representaría una forma “aplastada” de organización; el triángulo pretende reflejar la existencia de jerarquía piramidal; a medida que crece el cociente entre altura y base crecería la jerarquización.
En el epígrafe anterior, exponíamos que el aumento de tamaño interno contiguo proporcionaba la realización de economías de escala, pero a su vez, este incremento de tamaño incrementaba el riesgo e incorporaba las ineficiencias señaladas en el GRÁFICO I. Apuntábamos como solución la externalización de funciones mediante la transformación de la empresa en una empresa en red.
En el presente epígrafe, vemos que la huida de los costes de transacción hace incurrir en costes de jararquía. Y viceversa.
Hay quien señala que el tamaño óptimo se alcanza cuando se igualan costes de transacción y costes de jerarquía.
Aparece sin embargo otra solución al círculo vicioso de costes de transacción – costes de jerarquía que es la creación de sistemas de empresas y de sistemas de empresas vinculadas a territorio – cultura, es decir sistemas locales de empresas.
Se visualiza, ahora, la necesidad de redefinir los conceptos tamaño y tamaño umbral, introduciendo los conceptos de tamaño umbral en red y de tamaño óptimo en red. La realización de economías de tamaño no exigiría el crecimiento de todas las funciones o departamentos de la empresa. Cada función o departamento poseería su tamaño umbral y su tamaño óptimo cuyas ventajas pueden ser realizadas mediante la red.

La existencia previa de un entorno de confianza reduce los costes de transacción sin incurrir en costes de jerarquía inhibitorios del emprendimiento y del desarrollo empresarial.
Los lazos culturales que ofrece, en una u otra medida, el territorio, abren la posibilidad descrita. Esta posibilidad se realiza en determinados casos, como en los Distritos Industriales italianos y en otros sistemas locales de empresas, referidos en la ya abundante literatura sobre el desarrollo local. En otros casos, esta posibilidad permanece abierta, aunque sometida por estrangulamientos y bloqueos de índole compleja que impiden su despliegue. En las tesis del desarrollo local que defendemos, estos estrangulamientos y bloqueos podrían ser superados mediante el adecuado apoyo externo. Por adecuado queremos significar el respeto a ciertas restricciones para cuya exposición carecemos aquí de espacio pero que son localizables en la bibliografía facilitada.
El sistema cultural de un territorio incluye representaciones en común del mundo, instituciones, valores y saber hacer. El saber hacer junto con las formas organizativas derivadas, enlazadas o apoyadas por las instituciones, son un yacimiento de productos diferenciados y de formas organizativas diferenciadas para su obtención y puesta en valor. Estamos, pues, en presencia de un potencial de estrategias de diferenciación de producto y de flexibilidad organizativa; o, lo que viene a ser equivalente, un potencial de innovaciones capaces de impulsar a las iniciativas emprendedoras por sendas de rendimientos crecientes.
6. El efecto “h” del desarrollo endógeno
Tal como se expresa en el GRÁFICO III, siguiendo al Profesor Vázquez Barquero, el desencadenamiento de dinámicas internas de desarrollo en un territorio se produce por confluencia (“efecto h”) de cuatro bloques de factores: densidad institucional, urbanización, innovación y organización flexible. Cada bloque de factores interactúa con el resto, produciendo efectos encadenados o realimentados.
GRÁFICO III

DENSIDAD INSTITUCIONAL.
Un poblado dormitorio o una ciudad dormitorio carece de instituciones propias; las normas sociales, las reglas de juego, son las derivadas de contratos standard que acompañan a la adquisición de la vivienda. Los habitantes carecen de representaciones en común del mundo específicas. No poseen
ningún saber hacer específico o diferenciado como grupo. Dicho de forma
reducida, carecen de cultura en común. Un ejemplo extremo vendría dado por los poblados de mineros colonizadores en el oeste de Estados Unidos.
Se habla de densidad institucional (o de umbral de densidad institucional, o de densidad institucional elevada u óptima) cuando está presente toda una red de relaciones entre los componentes del grupo, de reglas que regulan las multifacéticas relaciones (con grados muy diferente de formalización). Estas reglas (instituciones) tienen su prolongación en la internalización individualizada de los miembros del grupo y adoptan formas organizativas (más o menos difusas, más o menos formalizadas).
En los extremos, tendríamos grupos humanos anómicos y estáticos (en tanto que grupo) y grupos humanos cohesionados y dinámicos (en tanto que tales grupos).
URBANIZACIÓN.
Estaríamos refiriéndonos a un umbral de urbanización, que incluye tanto densidad poblacional como un amplio espectro de especializaciones, servicios e infraestructuras materiales. Su efecto serían las economías de agregación o economías de poblamiento por contigüidad. Con relación a este efecto debe señalarse que también se producen deseconomías de agregación (como de tamaño, dicho de forma más general)
En un sentido más general o más válido generalmente, estaríamos hablando de red de poblamiento entendido como masa crítica poblacional. Se entiende la intención de esta formulación si consideramos que se dan las grandes ciudades aisladas por desiertos, así como ciudades de tamaño pequeño y medio con enlaces entre sí y formando una malla densa sobre el territorio (cual es el caso generalizable en Europa). En cada modelo de poblamiento y urbanización, las economías de tamaño o de agregación poblacional son alcanzadas de manera diferente.
ORGANIZACIÓN FLEXIBLE.
La presencia de confianza o umbral de confianza – transparencia, redes internas y conexión con redes externas, con el corolario de bajos costes de transacción – bajos costes de jerarquía, con el consiguiente contexto idóneo para un alto dinamismo de iniciativas de pequeña talla.
Constituyen ejemplos de lo acabado de exponer, los distritos industriales italianos y, en general, todas las formas que adoptan en diferentes puntos de la geografía global los sistemas locales de empresas.
En última instancia, estaríamos hablando de capacidad para adaptarse a formas organizativas de mayor eficiencia en cada caso y momento. Y, por tanto de una adecuada dialéctica cierre – apertura, con lo que resulta evidente la conexión con la innovación.
INNOVACIÓN.
Siguiendo a Schumpeter, la innovación puede referirse al producto, al proceso o a la organización. En nuestra interpretación, la innovación es siempre y en todo lugar una síntesis adaptativa ventajosa o eficiente. Los dos polos de esta síntesis serían, como ya quedó expresado en otro lugar, lo local – diferente y lo universal – común.
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[1] Ejemplo de empresa en red sería cualquiera de las empresas fabricantes de automóviles, que externalizan la producción de componentes.
Ejemplo de red de empresas sería Comercializadora Asturiana de Alimentos, S.A. (COASA), que se construye a partir de productores de queso tradicional (microempresas) en Asturias, alcanzando el tamaño umbral para operaciones de exportación.
[2] La construcción de una red de suministradores de componentes exige un umbral de confianza, cuyo alcance no se logra únicamente mediante relaciones de mercado. Hacen falta acuerdos, instituciones, valores en común, que generalmente se desarrollan en un proceso más o menos largo.
Igualmente, una red de empresas del tipo de COASA exige más confianza que la derivada de la Ley de Sociedades Anónimas y de los Estatutos de la Sociedad.
[3] El mercado siempre es opaco. Nadie dispone de toda la información. Solo algunos alcanzan a informaciones parciales. Si no fuera así, todo el mundo podría hacer negocios o, lo que viene a ser lo mismo, nadie podría hacer negocios: bastaría con un servicio publico bien informatizado para encajar ofertas con demandas. Este es uno de los fundamentos de la existencia de empresarios.
[4] Nace, así, el empresario a partir del comerciante o, tal como se produjo históricamente en Europa, del Verleger (se pasa del verlagssystem o sistema continental, al factory system o sistema de la revolución industrial inglesa). Ocurre en la actualidad que el empresario ya nace, cuando menos, con un mínimo de estructura, de organización, de jerarquía.
[5] Resolver el problema del balance de riesgos, optando por las alternativas menos arriesgadas, se consigue, según explican algunos técnicos, conociendo el negocio (aprendiendo continuamente a conocerlo). Es decir: conocer los mercados, conocer los productos, conocer los procesos, conocer las técnicas de gestión.
[6] Todo lo expuesto nos capacita para comprender mejor el método central utilizado por los empresarios: el tanteo, el acierto – error, la iteración, el tâtonement. Este método no equivale a despreciar las técnicas, los instrumentos de gestión. Pero el empresario sabe que éstos son auxiliares, nunca van a eliminar el enemigo principal a batir: el riesgo, la indeterminación y la contingencia. Y aquí suelen plantearse algunas incomprensiones y algunos debates entre técnicos y empresarios, que tanto éstos como aquellos deben situar en un escenario positivo, es decir, rentable.
Todo empresario tiene vocación de monopolista. Por eso innova, por eso busca espacios de mercado con barreras de entrada para otros. También lo hace porque sabe que no existen situaciones absolutamente estables. Lo absoluto es la inestabilidad, lo relativo es la estabilidad. Ni el monopolio es estable.
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