lunes, 20 de enero de 2014

"EL DILEMA DE ESPAÑA" [II] - entre Venezuela y Dinamarca

EL DILEMA DE ESPAÑA” [II]
[Entre Venezuela y Dinamarca
– algunas acotaciones a Luis Garicano –]

Leo la entrevista de Luis Garicano en El Mundo (17/01/2014) y continúo leyendo su libro “EL DILEMA DE ESPAÑA”, “a saltos”. A “saltos” y a “sobresaltos”. Sobresaltos por lo que considero una gran coincidencia con la realidad. Y sobresaltos porque, encuentro nuances que no comparto, las cuales pretendo acotar con sincera modestia, sin pretensiones, en estos textos breves. Y mantengo lo ya dicho: Me parece un libro muy pertinente, muy necesario y que recomiendo a todo el mundo.

Estoy convencido, como puse de manifiesto en repetidas ocasiones, que la socialdemocracia española, responsable de iniciar una fase final en la modernización española, acogió,  difundió, aplicó de manera errónea este concepto, dilapidándolo, al no entender que la trinidad compuesta por mecanismos de control / transparencia / confianza constituye un vector  indispensable para el funcionamiento adecuado y el desarrollo del sistema económico. Esta trinidad constituye, igualmente, un vector indispensable para el funcionamiento adecuado y el desarrollo de las externalidades que interaccionan con el sistema económico (sistema político – jurídico y sistema cultura). En estas circunstancias estaríamos en un escenario de bajos costes de transacción sin incurrir en costes de jerarquía disuasorios para los emprendimientos

Dice Luis Garicano en la página 26 y resulta muy difícil no coincidir con él: Cabe pensar que el crecimiento económico deriva de la acumulación de recursos. Se ahorra más, se combina más trabajo y más capital y se produce más riqueza para todos. Pero este crecimiento ‘extensivo’ tiende a producir rendimientos decrecientes. Por ejemplo, una explotación agrícola en la que se añade más capital y más trabajo produce más, pero cada vez el incremento es menor hasta que se agota. Y si esto es así ¿cómo pueden las sociedades continuar creciendo indefinidamente? Y nos lo explica e ilustra con gran claridad y sencillez, sin recurrir al cálculo diferencial.

Y prosigue Garicano a continuación: La respuesta está en las nuevas ideas. Son las nuevas ideas, las innovaciones, las que nos permiten hacer más con los mismos recursos (…) No tienen rendimientos decrecientes. Y en pág. 27: las ideas derrotan así la ley de hierro de los rendimientos decrecientes. Lo dice con gran sencillez y claridad. De manera más complicada, podríamos decir que los sistemas cerrados son entrópicos y que los desarrollos en el sistema económico son posibles porque éste es abierto. Abierto además de al sistema jurídico-político, es abierto al sistema – cultura y al sistema – naturaleza. Las externalidades aportan negentropía, es decir, conocimiento. Por ese motivo los sistemas cerrados tienden hacia el “estado estacionario” y perecen, mientras otros se desarrollan. Por el mismo motivo no se verifica la “Ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia”  formulada por K. Marx.


Pero aquí topamos con el término innovación y cómo ha venido siendo interpretado hegemónicamente en España. Y topamos un problema similar al que topamos con el término modernización.  Antes de hacer una pausa, avancemos una idea: No cualquier novedad es una innovación.