miércoles, 21 de diciembre de 2011

MEDIO SIGLO DEL CAMPO ASTURIANO (y III) ALGUNOS CONCEPTOS Y EJES ESTRATÉGICOS A DEBATE


MEDIO SIGLO DEL CAMPO ASTURIANO (y III)

ALGUNOS CONCEPTOS Y EJES ESTRATÉGICOS A DEBATE
(del sector agrario al territorio rural; de las economías de escala a las economías del sistema de empresas)


El final del ciclo de monoproducción láctea está siendo caracterizado por el avance de la naturaleza salvaje sobre la naturaleza culta, cercando las áreas pobladas y sus entornos cercanos cultivados, así como por la fuerte presencia de elementos de subruralidad (entendido como elementos situados en el margen de lo rural, similar a lo suburbano con relación a lo urbano). Estos elementos de subruralidad son detectables en la cultura material (con la presencia de residuos urbanos duraderos, como bañeras, frigoríficos, edificaciones imitando a las de barrios urbanos, …), en las representaciones colectivas y en los conceptos manejados para explicar la realidad. Han fracasado numerosos pequeños proyectos de desarrollo diversificador vinculados a cultura – territorio. ¿Porqué?

No han penetrado ideas y conceptos europeos como bottom – up, cooperación transversal y principio de subsidiaridad que tienen enlaces lógicos y claros con nuestras tradiciones rurales. Tampoco otras ideas y conceptos como desarrollo local, sistema local de empresas. Y si la confluencia de corrientes europeas compatibles con nuestras tradiciones ha quedado arrinconada, ello significa que se han interpuesto corrientes de ideas y conceptos de mayor potencia en Asturias, que ejercieron y ejercen su influencia, tanto desde el interior como del exterior de las propias áreas rurales, y de manera principal desde el poder político regional. ¿De qué corrientes hablamos? Y ¿porqué y cómo se impusieron?

Las raíces deben buscarse tanto en las condiciones en que se realiza la transición española a la democracia, como en las condiciones en que se produce el gran crecimiento español del de los años sesenta y comienzo de los setenta. Es en este contexto donde se configuran, nacen y mueren las instituciones locales y donde se configuran también mentalidades y conceptos.

La repoblación forestal de los montes del común, iniciada ya en la inmediata postguerra civil, constituyó, sin lugar a dudas, un fenómeno modernizador, basado en la utilidad del árbol como productor de fruto y madera, así como su función oxigenante del aire y protector del suelo productivo. El culto al árbol es un fenómeno modernizador e ilustrado, que incluye la pagana y republicana fiesta del árbol1. La repoblación de los montes, también. El problema surge cuando se trata de montes cuya propiedad se encuentra en el borde del derecho consuetudinario y no se le ha dado plena carta de naturaleza en el derecho moderno (positivo). Existe un isomorfismo claro entre el pino de la repoblación forestal franquista y el eólico socialdemócrata. Ambos son positivos en sí. Pero ambos son un instrumento de doble apropiación ilegítima: a) apropiación expropiatoria de un bien pro indiviso de la nuda propiedad y del usufructo y b) apropiación del aprovechamiento de un entorno alterándolo, (más en el caso de los eólicos). En este sentido, los gobiernos socialistas continuaron con las políticas modernizadoras del franquismo y con una interpretación similar o igual del concepto modernización.

El enfrentamiento de la sociedad rural con nuevas situaciones y con nuevos productos industriales nos introduce en una vía fértil de análisis. Así, (y lo exponemos con fines ilustradores) el problema de eliminación de los residuos no degradables. Se formaron basureros salvajes con plásticos y vidrios, aparatos de radio, baterías, lavadoras, frigoríficos, televisores, escombros de obra, etc., etc. En la actualidad el problema se solucionó parcialmente, mediante la bastante extendida recogida capilar de basuras. Queda sin solucionar el problema de los plásticos de ensilar, de los electrodomésticos y muebles. Pero lo que a mi modo de ver resulta verdaderamente significativo, por cuanto exterioriza las ideas que se van formando, es la aparición masiva de bañeras como bebederos del ganado. Dos etiologías son atribuibles al fenómeno. Una, la idea de recuperación – reciclaje como idea indudablemente bondadosa, positiva; tan positiva como el plantar árboles y el amor al árbol. La renovación de viviendas en las ciudades da origen a un importante stock de bañeras, recuperables directamente en obra (no olvidemos que gran parte de la mano de obra de la construcción está compuesta por las más recientes migraciones) o en las chatarrerías. Por otro lado, la falta de expectativas de la ganadería unido a la elevada parcelación, hace que no se piense en bebederos profesionales para el ganado. El resultado es que se dispersan los residuos urbanos no degradables por todas las laderas y valles asturianos, lo que da lugar a un neopaisaje subreal (El Bosco?). Pero el problema no es meramente estético (aunque la estética esté relacionada con la ética y con la eficiencia a medio – largo plazo), es de fondo; a) por un lado, la falta de viabilidad del medio rural asturiano en las actuales condiciones y b) la configuración de representaciones mentales hegemónicamente compartidas producidas en dichas condiciones, que bloquean u obstaculizan la capacidad para abordar los problemas, tanto desde un punto de vista teórico y conceptual; y, sobre todo, desde el punto de vista, práctico, de implementar formas organizativas y estrategias para la solución de problemas.

Acabamos de poner dos ejemplos, el árbol y la bañera, de mezcla de dos ideas, que no son negativas en sí mismas, pero cuyos resultados si son negativos, tanto para el desarrollo del individuo como del grupo. Constituyen falsas vías de salida de un problema que conducen a nuevos problemas, que no abren sendas de mejora, de incremento de la eficiencia, de desarrollo. Constituyen lo que defino como sincretismos perversos.

La idea bondadosa del árbol, aportador de oxígeno, sombra, frutos, madera y protección del suelo y la idea bondadosa, coherente y consecuente con la anterior, de realizar la repoblación forestal, incrementando la productividad del suelo, embelleciendo el entorno, etc., etc.. Igualmente, la idea bondadosa de promocionar las energías limpias y renovables mediante parques eólicos, unida a la idea bondadosa de espacios baldíos abandonados por sus propietarios y, por tanto de propiedad absentista, dudosa y poco justificada desde un punto de vista social (y no digamos ya desde un punto de vista socialista!).

Ambos planteamientos son bondadosos y mezclan elementos bondadosos. Y ambos dejan fuera del planteamiento componentes indispensables del mismo y de su bondad: los seres humanos, los grupos de seres humanos que viven en un marco cultural e histórico. Este marco supone, entre otras cosas, unos derechos de propiedad pro indiviso y unos derechos sobre el entorno, tanto desde el punto de vista paisajístico como desde el punto de vista de producir atracción o repulsión de actividades económicas. Y no se renuncia a estos derechos al votar en las elecciones políticas municipales y regionales, al igual que no se renuncia a los derechos individuales de opinión y reunión.

Quienes dejan fuera de sus planteamientos los derechos a que nos referimos, por considerarlos un factor contrario a la modernización, al progreso, al avance, nos recuerdan a la Rumania de Caucesco, en la que se trasladaban aldeas enteras para mejor aplicar políticas de desarrollo económico en el medio rural. Desde mi punto de vista estos grupos humanos que han venido poblando áreas rurales serían los llamados a abrir y propiciar el único desarrollo viable en esos espacios territoriales o en la única posibilidad de desencadenar sendas de rendimientos crecientes y recurrentes, es decir sendas de desarrollo, es decir, desarrollo endógeno.

Se dejó y deja fuera (¿o se considera que se enajena al emitir el voto político en las elecciones municipales y regionales?) lo que definiría como sujeto territorial o, mejor dicho, sujeto territorial de desarrollo. Y no se trata de un derecho divino o una esencia existente al margen de los procesos materiales. No se trata de un sujeto territorial arcaico, anclado definitivamente en el pasado. Es todo lo contrario. La propia etiología del sistema económico, del funcionamiento de la economía y, muy especialmente de la innovación y del desarrollo precisa la intervención de ese sujeto territorial, que constituye la base del desarrollo endógeno, del desarrollo local, del desarrollo vinculado a cultura – territorio. Y que es una de los ámbitos de intervención en el desarrollo económico que le queda a la autoridad política (otro tema es el saber con que restricciones, también en este ámbito).

Las confusiones conceptuales en torno al binomio modernización – innovación. La fuerte implantación y promoción de sincretismos perversos como factores bloqueantes de la innovación (innovación que en nuestra concepción equiparamos a síntesis adaptativas eficientes). La opacidad en la gestión de los asuntos del común o asuntos públicos (especialmente de los de mayor cuantía y de mayor alcance territorial y temporal) y el crecimiento de las redes neocaciquiles o clientelares.

La presencia de la gran empresa como excepcionalidad histórica ha generado otro grupo de factores. Su imagen ocupó un papel muy relevante como Contribuyó a dotar de valor absoluto al tamaño grande en las representaciones colectivas, así como a orientar la elección de problemáticas en las tareas de análisis y elaboración de conceptos en la Universidad. La endeble capacidad organizativa de los grupos sociales diferentes a la minería, hace que las organizaciones mineras (muy especialmente el SOMA UGT) ejercieran un papel hegemónico con componentes gremiales (y no exentas de arcaísmos), lo que realimenta la inhibición organizativa de estos otros sectores, muy especialmente el de los campesinos y ganaderos (dada su dispersión, aislamiento y las características de su trabajo).

El Estatuto de Autonomía es, a la vez, indicador y continuador de ese espíritu “modernizador” o modernizante, al eliminar la capilaridad territorial, eliminando la parroquia como terminal hacia abajo o conexión rural entre administración y sociedad civil; y facilitando con ello el no abordar la clarificación de la propiedad de los montes comunales. Aún hoy sigue confundiéndose la existencia de órganos administrativos territoriales con sobrecostes, es decir, con “liberados” de alto nivel salarial, dietas y otros muchos etcéteras.

De forma específica, en el mundo rural asturiano los procesos económicos, sociales y culturales más significativos, que tuvieron lugar a partir de la segunda mitad de los años sesenta pueden ser representados muy esquemáticamente mediante el diagrama adjunto.

Las circularidades negativas (realimentaciones negativas) recogidas en el diagrama, dan como resultado bloqueos en el aprovechamiento del potencial de desarrollo representado por los factores naturales y culturales presentes en el mundo rural asturiano.

En estas condiciones, solo un producto, la leche de vaca, logró adquirir un canal comercializador estable. Y ello por acciones fundamentalmente externas: a) fuerte demanda, por tratarse de un producto de primera necesidad y b) y existencia de iniciativas empresariales externas al propio mundo rural.

CONSIDERACIONES FINALES

Asturias, espacio territorial aislado por la orografía y fracturado internamente por la misma orografía, posee importantes yacimientos de saber diferenciado, cuya explotación requiere de formas complejas de organización y estrategia. Como consecuencia de ello las estrategias basadas en las economías de tamaño (de agregación urbana y de escala) no solo no son generalizables, sino que, en general, no resultan ser frecuentemente las más idóneas.

Esta configuración orográfica complejiza la gestión del territorio. Pero la gestión sencilla y la apropiación sencilla del territorio no deben ser consideradas como criterios únicos o principales para elegir estrategias, pues ello puede llevarnos a racionalizaciones tales como: plantar todo el territorio de eucaliptos y poner básculas automáticas en Pajares (o en el Musel); o generalizar la extracción de áridos en las zonas altas y construir embalses en las bajas (exportar energía eléctrica). Por otro lado, la gestión compleja e internamente diferenciada del territorio, no debe venir forzosamente unida a la creación de organismos administrativos pesados, dotados de “liberados” costosos y acompañados por otros gastos elevados.

Una de las claves estratégicas gira en torno a los conceptos de innovación y modernización. Debe someterse a análisis crítico el famoso polinomio I+D+i, por cuanto puede dar lugar a racionalizaciones en las que se confunda novedad e innovación. A nuestro modo de ver, dicho polinomio debe ser corregido como sigue

I + D + i + r (I + D + i)

Donde la “r” significa recuperación, para la cual se precisaría tanto la investigación (“I”), el desarrollo (“D”) y la innovación (“i”). Debe significarse, además, que la innovación (“i”) es la adaptación a las condiciones sociales, culturales y económicas históricamente concretas de investigaciones (“I”) y de desarrollos (“D”) acumulados y almacenados desde hace mucho tiempo. Esta adaptación suelen hacerla, cual es el caso de la revolución industrial inglesa, por artesanos u otras personas que no disponen de grandes conocimientos científicos y técnicos. Se trata de emprendedores, observadores y aplicados. Es por ello que las innovaciones contienen siempre síntesis adaptativas eficientes.

Otra de las claves reside en las características del entorno económico. Entornos que permiten externalizar funciones son propicios para que empresas pequeñas y muy pequeñas alcancen el umbral de eficiencia. Son, por tanto, áreas territoriales propicias para el despliegue de miríadas de iniciativas, al no resultar disuadidas por la exigencia de elevadas cuantías de financiación básica y por el consiguiente riesgo.
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1 En el colegio laico al que asistí a finales de los años cuarenta, uno de los poemas del libro de lecturas decía:
Es el árbol el símbolo augusto
De la Patria, el Progreso y la Paz.
Restauremos los montes sagrados
Si a la Patria queremos honrar