LA LECHE DE VACA – ENTRE EL MERCADO Y LA CONTINGENTACIÓN (1/3)
El volumen de producción de las explotaciones rentables no venía
limitado por el precio, sino por la cuota (contIngentacion). Al eliminar ésta,
puede ser incrementada
significativamente la producción por parte de las explotaciones más eficientes.
Los pequeños, los marginales, sostenidos con la política de contingentación dejan de ser viables.
La política económica o, dicho de otro modo, la intervención de
los gobiernos en el sistema económico debería servir a objetivos de
racionalidad en el funcionamiento del mismo. Y si se desea perseguir objetivos
de equidad social, se deberían -al margen de la política económica-
instrumentar medidas sociales.
El sector ganadero lácteo en Asturias ha venido sufriendo
fuertes ajustes, dicho de forma más clara, una reestructuración muy seria.
Basta con fijarse en la evolución de la serie del número de explotaciones, del
número de cabezas y del número de litros producidos. Igual conclusión se
alcanza si contemplamos la evolución del volumen de mano de obra que alberga el
sector. Y a duras penas se conseguía (cuando se conseguía) producir la cantidad
de litros fijada en la cuota para esta región.
La contingentación de la producción (conocida como ‘cuota
lechera’) limitaba la producción de las explotaciones más rentables,
garantizando, de este modo, un precio que permitiera sobrevivir a las menos
rentables. El final de dicha contingentación –al que se vinieron a unir
factores coyunturales como el descenso de exportaciones hacia Rusia- eliminó
dicho freno, con el consiguiente incremento de la producción de leche en las
explotaciones más eficientes (por su estructura y por su enfoque estratégico).
Y claro, esas explotaciones más eficientes pueden producir rentablemente a precios
más bajos o resistir bajadas significativas de precio. Las explotaciones menos
rentables y con un fuerte componente en costes variables (es decir, insumos
externos) se muestran extremadamente sensibles al descenso del precio.
El mal de la ganadería láctea asturiana es tan viejo como viejo
resulta su conocimiento. Explotaciones con predominio claro del minifundismo
(es decir, de base forrajera propia) unido a una elevada parcelación. A este
mal (y, en parte, debido a el mismo) se une la elección estratégica de ganado
de alta producción por cabeza (lo que supone altos costes de mantenimiento). Lo
sorprendente (como ya hemos tenido ocasión de afirmar reiteradamente desde hace
muchos años) es que el tamaño pequeño de las explotaciones, así como el tamaño pequeño
de sus parcelas, conviva con extensas laderas húmedas no utilizadas o
utilizadas para objetivos no siempre claros. Estamos refiriéndonos, resulta
evidente, a los llamados genéricamente ‘montes comunales’, que son gestionados
por los Ayuntamientos.
Entre la regulación vía precio, es decir, la regulación del
volumen de producción a través del mercado (que elimina a los menos eficientes)
y la contingentación (que protege su supervivencia), hay soluciones en Asturias
y, más en general, en la Cornisa Cantábrica.
Lo que no parece factible es el retorno a nuevas políticas de
contingentación, tal como propone alguien en La Nueva España del 17 de
septiembre de 2015.