EL ANCLAJE EN
LA VIABILIDAD ECONÓMICA
[IMPRESCINDIBLE EN
CUALQUIER PROYECTO ]
En ausencia de un debate asturiano sobre el medio o
mundo rural, resultan reseñables dos
textos aparecidos en el diario La Nueva España de Oviedo, con ciertas
pretensiones holísticas.
Uno, con fecha 22 de enero de 2015, cuyo autor es Jaime
Izquierdo. Nos habla de “la recolonización de la montaña”. Según Jaime Izquierdo
“la solución al despoblamiento del área rural pasa por ensayar en algunas ‘células’ del territorio nuevas
comunidades de campesinos que asuman una gestión integral de sus zonas”.
Ciertamente nos resulta bastante críptico el extenso texto. Y, al margen de
expresiones y términos sin definir (como lo de “innovación retroprogresiva”) cuando menos, nos asaltan las
siguientes dudas:
¿El proyecto que nos expone se fundamentaría en un planteamiento
ideológico? ¿Se fundamentaría en un planteamiento de rentabilidad (ingresos -
costes)?¿Las "nuevas comunidades campesinas” funcionarían por cuenta propia o por cuenta de
la DGVI y del Ministerio (o Consejería) de Agricultura? ¿O con cofinanciación
transversal? ¿Serían tipo kibutz, koljoz, …?
Creo que el problema central y real no
consiste en diseñar escenarios ideales, pues resulta factible diseñar cientos
de ellos. El problema es como los escenarios diseñados pueden resultar viables
en un marco de restricciones dado.
Otro, en fecha 28 de enero de 2015, escrito por Fermín
Rodríguez con el título “Por
una montaña viva”.
En ausencia de un debate
asturiano sobre el medio o mundo rural, resulta interesantes estos artículos, dado que, cuando menos,
suscitan temas de interés estratégico para Asturias. La ausencia de debates
públicos, publicitados, plurales y abiertos en Asturias sobre cuestiones
estratégicas es ya una tradición que se inició con el final de la UCD. Me
atrevo a afirmar que quizás la causa resida en evitar cualquier factor que vaya
contra la opacidad en el manejo de los asuntos públicos (es decir, evitar
cualquier factor que redunde en la transparencia de dicho manejo).
La primera parte del
artículo me parece muy acertada y útil:
1. aporta datos relevantes
2. caracteriza a Asturias,
demográfica y geográficamente.
No realiza, sin embargo,
una caracterización económica de Asturias y, más específicamente, de su medio
rural montañoso. La condición necesaria para que el medio rural se mantenga es
el rendimiento económico, la existencia de un excedente.
“A fines de los años
setenta las montañas todavía estaban cargadas de vida agraria. (…) Pero a
comienzos de la década de 1980 todo cambió”. El problema no es tanto horquillar
las fechas (creo que ya se detectaba la tendencia a mediados de los años 1970),
como horquillar las causas por las cuales los responsables políticos de
Asturias no previeron el derrumbe del mundo rural asturiano, que algunos ya en
esas fechas predijimos claramente. Y digo esto porque ello nos ayudaría a
establecer el estado de la cuestión a fecha de hoy.
En la caracterización
básica de Asturias coincidimos. Asturias es un área territorial pequeña,
aislada por la orografía y fracturada internamente por dicha orografía. Sin
embargo, hay que “empujar” el análisis un poco más allá para transitar hacia
las propuestas operativas: no se puede pensar a Asturias como plana o como “aplanable”.
Hay que evitar, por tanto, la enervación de planteamientos de escala por
contigüidad (no de escala en red), de planteamientos de agregación urbana, de
modelo centroeuropeo de carreteras (más bien hay que pensar en Suiza), …
Las 10 medidas que
propone a continuación en su artículo el profesor Fermín Rodríguez, son
positivas y sugerentes, pero adolecen de ese empujón hacia estrategias
operativas.
Me detengo solo en una
de ellas, las número 6. “Fomentar el espíritu de comunidad local”. Lo que
resulta concomitante con la confianza en sus dirigentes, con la transparencia
en el manejo de los asuntos públicos … Y
aquí estamos tocando cuestiones clave … a las que hay que dar ese “empujón” y
evitar las espirales de silencio asturianas, …
Para finalizar este comentario (que pretendía ser
muy breve), debo insistir en que la condición necesaria para que cualquier área
territorial se mantenga viva (y el medio rural montañoso, en este caso) el
rendimiento económico, la existencia de un excedente, constituye una condición sine qua non.