viernes, 21 de febrero de 2014

¿Acierta Joaquín Leguina con el diagnóstico? [y II] “HISTORIA DE UN DESPROPÓSITO – Zapatero, el gran organizador de derrotas”

¿Acierta Joaquín Leguina con el diagnóstico? [y II]
“HISTORIA DE UN DESPROPÓSITO – Zapatero, el gran organizador de derrotas”

“¿Tiene arreglo la corrupción política?”

Hacia el final del libro Leguina se plantea una cuestión verdaderamente sustancial “¿Tiene arreglo la corrupción política?”  Pero sus aportaciones en este terreno me parecen escasas y estoy convencido de que puede hacer aportaciones mucho más sustanciosas. Señala con gran brevedad algunos factores de la corrupción: los excesivos gastos de los partidos unido a su estructura excesivamente burocratizada, el insatisfactorio funcionamiento de la justicia penal … Finalmente, habla de separar las por él definidas tres fases de una inversión pública: 1) el qué hacer 2) el cómo hacerlo y 3) el quien lo va a hacer. Debería dejarse en manos de los políticos el qué hacer y el cómo hacerlo; y el quien va a hacerlo, debería quedar en manos de funcionarios de carrera. Tengo la impresión que al menos el cómo hacerlo condiciona ya bastante el quien lo va a hacer.

Y termina este apartado diciendo “… porque mientras existan seres humanos –y los funcionarios lo son –  existirán tentaciones y algunos caerán en ellas, pero la corrupción se alejará de la política, porque ya se sabe que quien evita la tentación evita el pecado y, precisamente por ahí hay que cortar este nudo gordiano”. ¿Y no existen también tentaciones en los que forman la pirámide organizativa de un banco? Ah! Pero en este caso están muy presentes elementos disuasorios que parecen tener peso bastante.

La transparencia en el manejo de los asuntos públicos
como cuestión central

Como ya tuve oportunidad de decir en otras ocasiones, la transparencia en el manejo de los asuntos públicos es algo elemental y concretable. Es elemental si tenemos como referencia un estado moderno; y el abordaje de una etapa decisiva en la modernización de España le correspondería al PSOE en opinión de algunos e incluyendo la mía. Y es concretable en forma de procedimientos diseñados, implantados y mantenidos/renovados  de manera adecuada. Pero ¿Quién le pone el collar al gato? Este puede ser un buen ejemplo de las situaciones sistémicas en el campo de las ciencias sociales: No hay collar para el gato àno se lo podemos poner // No hay quien le ponga el collar al gato à para qué vamos a preparar el collar.




El zaguán suele estar casi tan frío …


Está claro que a Joaquín Leguina es considerado una persona molesta en el PSOE. En otros tiempos quizás lo hubieran expulsado, pero hoy no, no lo van a expulsar, pues es menos costoso tenerlo aparcado a la entrada. Y ¿por qué no se va? Él mismo ya respondió a esta pregunta: “Hace mucho frío fuera”. Y yo sé, por experiencia propia, que eso es muy cierto (los vaqueiros decimos: andare  al ventistate ya muy crudo). Pero también sé que las casas grandes son difíciles de calentar y que hay gente que deja alguna ventana abierta (y las corrientes de aire son muy malas, particularmente a ciertas edades!). Pero bueno, no menos cierto resulta ser que el zaguán suele estar casi tan frío como el exterior.

¿Acierta Joaquín Leguina con el diagnóstico? [I] “HISTORIA DE UN DESPROPÓSITO – Zapatero, el gran organizador de derrotas”

¿Acierta Joaquín Leguina con el diagnóstico? [I]

“HISTORIA DE UN DESPROPÓSITO – Zapatero, el gran organizador de derrotas”


Una vez más pude comprobar la viveza intelectual de Joaquín Leguina. La muestra en su novedad editorial (“HISTORIA DE UN DESPROPÓSITO – Zapatero, el gran organizador de derrotas” – Ed. Planeta, febrero/2014), así como en todas las entrevistas en los medios de comunicación. En una de ellas, la cuestión de moda que afecta a la Monarquía española, la abordó en dos aproximaciones. Por un lado, dijo que la Monarquía era un componente del edificio constitucional y, por tanto, la respetaba (una crisis de un componente institucional afecta negativamente a la Nación). Y, por otro, redondeó lo dicho añadiendo que para los nombramientos se fiaba más de los genes que de algún Pepiño Blanco. También en la misma entrevista planteó la pregunta que nos hacemos otros muchos ¿cómo pudo el PP carecer de conocimiento de la gravísima situación económica transmitida por los gobiernos de Zapatero?

El libro se centra en la etapa Zapatero, tal como nos revela su título. Tanto el  Felipismo  como la etapa Aznar, son abordadas muy de pasada. Estamos ante un conjunto de análisis referidos al corto plazo. El libro aborda lo que explícitamente se propone.

No obstante, cabe señalar que los males que afectan a España se enmarcan y ven afectados por fenómenos que, tanto en el tiempo como en el espacio, desbordan el terreno delimitado por el autor. Y que ello afecta a la precisión de los diagnósticos. Me intento explicar.

El diferencial de la crisis española reside en la corrupción y su análisis exige la pregunta ¿cómo y en qué momentos se generó ésta?. La etapa Zapatero es una culminación de toda una serie de despropósitos y de corrupciones que tienen su origen aguas arriba en el tiempo.

La herencia recibida … y aumentada

En este apartado, Joaquín Leguina centra el diagnóstico principalmente en dos elementos de lo que él llama “metapolítica”: “aquellas ideas y prácticas que se refieren al funcionamiento de la actividad política y no a los contenidos de las políticas”. “Una parte relevante de lo que bien podría denominarse penosos antecedentes del zapaterismo está constituida por los dos ítems (…): a) la democracia interna y b) la obsesión por la imagen”.

En estos dos apartados realiza un análisis certero y brillante. Cita el artículo 6 de la Constitución española de 1978: <<Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren y manifiestan la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política”. Resulta inevitable a estas alturas coincidir con el autor al señalar que se trata de competencias muy amplias y que a cambio no se les señalan obligaciones, quedando todas ellas en un párrafo genérico en ausencia de cualquier concreción: <<Su estructura interna y su funcionamiento deberán ser democráticos>>. Y aquí Leguina se ha salido ya de la “metapolítica”. Y es que el problema, aún aceptando la existencia de “inercias perversas” de naturaleza “metapolítica”,  durante los gobiernos de Felipe González coinciden en la cárcel el jefe del banco emisor y el jefe de las fuerzas de orden público por meter la mano en el cajón.

La corrupción constituye el elemento diferencial más notorio de la crisis económica española. La corrupción es una constante desde los tiempos de Felipe González. Y tomando perversamente la mano del principio de subsidiariedad y de los enfoques bottom up,  alcanza Comunidades Autónomas (incluidas aquellas que parecían presentar aspecto de decencia, como Asturias) y se extiende densa e intensamente  Ayuntamientos (la institución más cercana al ciudadano y directamente implicada en políticas de desarrollo local y de asistencia social). Y que la sobrexcitación del sistema económico hacia la actividad constructora se ve multiplicado por la presencia constante de la corrupción, desbordando con ello el marco de cualquier análisis de tipo económico académico.