jueves, 2 de enero de 2014

¿LO MÁS DESTACADO EN 2013 EN ESPAÑA?

¿LO MÁS DESTACADO EN 2013?
¿O LO MÁS DESTACADO EN ESPAÑA?

Suele hacerse un balance el último día de un año. Suelen hacerlo los individuos y los medios de comunicación. Resulta imposible no haber leído o escuchado algún resumen.

Los acontecimientos de cierto relieve son muy numerosos. Destacan dos fenómenos: la cifra de desempleados (superó el 26% de la población activa y el 50% de los jóvenes en edad de trabajar) y la corrupción (cuyos datos diarios abarcan desde simples concejales de pequeños ayuntamientos hasta los entornos de las más altas instancias de las organizaciones políticas y sindicales, así como de la Administración pública). No se trata de fenómenos nuevos, sino que constituyen la continuación persistente de una tendencia.

Desempleo y corrupción son efecto de causas más profundas. Sin lugar a dudas, las políticas económicas practicadas por los gobiernos de Zapatero, asistido por su Ministro de Economía, Sr. Solbes, así como por sus asesores, son responsables en una medida importante. Pero lo acabado de decir no agota la delimitación del problema. Zapatero y sus gobiernos han tenido responsabilidad, pero no se trata de una imposición externa a los españoles, fue nombrado candidato por su partido y fue elegido por los españoles.

Pero procedamos a un análisis de más alcance. En primer lugar, la crisis económica ha sido mundial. En segundo lugar, afectó a la totalidad del sistema económico no pudiéndose, por tanto, reducirse a algunos aspectos de su estructura, es decir, ha sido sistémica. En tercer lugar, en el caso español, al menos, destaca su virulencia tanto en el sistema económico como en el sistema jurídico – político y en el sistema cultura (representaciones, valores, normas no formalizadas jurídicamente y su validación social).

En el plano universal y en el teórico, habiendo quedado demostrada históricamente la incapacidad del plan central para regular el sistema económico; habiendo quedado demostrada, igualmente, la incapacidad del  mercado para regular el sistema económico; se venía imponiendo la certidumbre de que el mercado junto con un conjunto de mecanismos de control/intervención sí, constituía un regulador adecuado que alejaba las crisis cíclicas, advertía sobre su proximidad y contribuía a su amortiguación.

Qué ha ocurrido? Pues la certidumbre en la capacidad regulatoria de la combinación  mercado + control/supervisión resultó fallida. Han fallado las auditorías (el inolvidable y profético caso Enron; los controles realizados por la Autoridad Bancaria Europea (AEB) con resultado bondadoso en los casos de la entidad franco-belga Dexia y le la española Bankia, requiriendo ambas posteriores “rescates”). Ha fallado el Fondo Monetario Internacional (ni avisó, ni se enteró, ni adquirió conocimiento de la etiología del problema). El Banco Central Europeo solo logró evitar una crisis insalvable del Euro por los sucesivos y meritorios “parches” colocados por Mario Draghi. Los Acuerdos de Basilea (ahora Basilea III) responsables de establecer la fiabilidad de la banca a nivel mundial, tampoco han aportado ni luz, ni aviso. El Banco de España, la Comisión del Mercado de Valores, el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas, el Tribunal de Cuentas y sus “sucursales” provinciales como la Sindicatura de Cuentas en Asturias, …


Y una de las características especialmente presente en el caso español, es que la crisis en el sistema económico hizo muy visibles en superficie  las relaciones sistémicas entre el sistema económico, el sistema jurídico – político y el sistema cultura: poniendo de relieve con ello de manera difícilmente obviable  la relación sistémica entre la crisis en el sistema económico y las crisis en el sistema jurídico – político y en el sistema cultura (que incluye la norma moral hegemónica).

La corrupción o apropiación privada de bienes ajenos y públicos, al margen del sistema económico, al margen del sistema jurídicopolítico (o aprovechando sus huecos de éstos, lo que viene a ser lo mismo, pues la sospecha generalizada adquiere cada vez más consistencia de que se hace en connivencia con los llamados a mantener los mecanismos de control) y al margen del sistema cultura / norma moral (quizás alterándolo/corrompiéndolo previamente, mediante la introducción de confusiones semánticas, de novedades que no son innovación sino sincretismos bloqueantes,[1] ….). La solución del problema mecanismos de control / supervisión va sistémicamente unida a la solución de problemas que se presentan en el sistema jurídico – político y en el sistema cultura.

Por tanto, la crisis en el sistema económico español con su correlato de desempleo elevadísimo, permite trazar el vector que atraviesa en doble sentido (sistémicamente) los problemas de mecanismos de control / supervisión, los problemas políticos y de regulación jurídica de España, así como los problemas de norma moral y su operatividad social.

Finalmente, tal parece que la crisis sistémica de España tiene antecedentes más atrás que los años 2007 – 2008. Tomemos algunas ilustraciones al respecto.

Desde el punto de vista de política económica, debe ponerse en duda el uso de fondos estructurales sin sopesar adecuadamente los objetivos, en cuanto a prioridad estratégica, así como en cuanto a su eficacia y eficiencia.

Desde el punto de vista de mecanismos de control y de norma moral, recordemos que durante los gobiernos de Felipe González se encontraron simultáneamente en la cárcel el Jefe del banco emisor y el Jefe de las fuerzas de orden público. Y admitamos que esto no resulta frecuente, al menos, en países de la OCDE.

La transición hacia la democracia en España entrañó graves dificultades. El dictador muere anciano y gobernando, desde su lecho. Ello equivale a que las fuerzas democráticas no tuvieron por sí mismas suficiente fuerza para expulsar al dictador y traer la democracia. Sólo la existencia de una corriente democratizadora dentro del Movimiento Nacional aportó la condición suficiente para el tránsito democrático. Este tránsito se hizo en condiciones superando múltiples peligros (y aquí destacan la figura de Adolfo Suárez -con la UCD- y del rey Juan Carlos –con sus asesores-).

La etapa posterior a los gobiernos de UCD hubiera sido la propicia para abordar o para iniciar el abordaje de todo el entramado de mecanismos de control que dieran transparencia / confianza al manejo de los asuntos públicos. Y con ello dar pasos decisivos en la modernización del país. Lejos de ello, se eliminaron los escasos mecanismos de control y no se diseñaron e instalaron los necesarios para un régimen democrático recién nacido. Se extendió entre las minorías gobernantes y sus próximos la idea de que ganar unas elecciones facultaba al ganador para prescindir de cualquier mecanismo de control / supervisión (procedimientos) y a actuar al margen de la norma moral común en nuestra cultura.

El diferencial más grave de España es la insuficiencia / ineficacia de los mecanismos de control / supervisión. España tiene pendiente, como tarea urgente y prioritaria abordar un reengineering de todos los mecanismos de control / supervisión, desde aquellos que están situados en el sistema económico hasta los que lo están en el sistema jurídico – político (normas positivas) y en el sistema cultura (que incluye normas morales y que abarcan a todo ciudadano con independencia de su posición y función).




[1] Es muy usual denominar “solidaridad” a lo que es encubrimiento o complicidad en la vulneración de la norma jurídica o cultural (moral)