Después de 20 años de silencio y de haber
abandonado tanto el PCE como Izquierda Unida, Gerardo Iglesias nos sorprende.
Nos sorprende agradablemente en una entrevista en la prensa regional del día 30
de agosto de 2013. Retenemos dos de sus ideas por considerarlas positivas.
“Recuperación
de la memoria democrática”, en lugar de “memoria
histórica”. Una formulación cautelosa y fina, pero que yo interpreto con
alcance de profundidad. Se nos ha hablado durante no menos de seis años, de
manera machacona, insistente, con una neo-expresión: “memoria histórica”. La
“memoria histórica” formó parte de un coro de expresiones sincréticas y
pretendidamente novedosas, pero que, como diría Gustavo Bueno, son palabras
carentes de concepto. Se pretende ser innovador e ingenioso mediante
sincretismos, carentes de suficiente fundamento, pero no carentes de intención
y de eficacia en la consecución de la misma. Decía El Estudiante en el Fausto
de Goethe: “Sin embargo, toda palabra debe contener siempre una idea”. A lo que
Mefistófeles contestaba: “… cuando faltan ideas hay palabras que pueden
sustituirlas; con ellas puede discutirse enérgicamente, y hasta puede erigirse
un sistema. Como son palabras tan fácilmente creídas, no se borraría de ellas
ni una coma”.
“Recuperación
de la memoria democrática”, en lugar de “memoria
histórica”. La expresión “memoria histórica” pretendía pasar por encima de la
memoria de la lucha contra la dictadura de Franco y de la transición, para
centrar toda la atención en la Guerra Civil.
Lo que combina muy bien con la ausencia del PSOE en ese largo periodo.
“¿Cómo
se puede explicar el grado de descomposición del sistema político y sobre todo
el grado de corrupción en este país? Hay corrupción en muchos países, pero con
el grado que alcanza aquí, no”.
Cuestiones oportunas, necesarias y con
las cuales coincido. Gerardo Iglesias responde a ellas de manera no cerrada
diciendo: “Para mí, eso tiene mucho que ver con la forma en que se ha hecho la
transición. Han permanecido los mismos hábitos, las mismas personas al frente
de las mismas instituciones, de los aparatos del Estado” (…) “El olvido nos ha
traído donde estamos. La impunidad nos ha traído hasta aquí. Un país donde los
partidos políticos gozan de un descrédito monumental, una desafección hacia la
política y los políticos, una corrupción generalizada en la mayoría de las
instituciones … ¿Cómo se explica si no todo esto?”
Dejando resaltado todo lo anterior, yo le
plantearía a Gerardo Iglesias, algunas cuestiones que para mí resulta forzoso
contestar:
1. ¿Qué lugar ocupa la transparencia en
el manejo de los asuntos públicos?
2. ¿Cómo se garantizaría dicha
transparencia? ¿Sólo con la honestidad de los políticos? A modo de ejemplo ¿cómo
se garantizaría la transparencia en la asignación de subvenciones del SAYPE, de
la SRP, de los L.E.A.D.E.R. o de otros
fondos públicos, muchos de ellos con cofinanciación europea?
3. ¿Qué aportaciones ha hecho la llamada
tradicionalmente izquierda a dicha transparencia?
4. ¿Es lícito pactar con los corruptos?