¿TOP
– DOWN versus BOTTOM – UP?
(Lavio,
19 de Julio de 2012)
Todos recordarán (y de manera muy
especial aquéllos que ocuparon largos años puestos de dirección
municipal y regional) que desde la Unión Europea (léase Comisión
Europea, Consejo Europeo o Parlamento Europeo) dos ideas – eje,
ideas centrales, dos conceptos en la política democrática y en el
desarrollo económico. Estas dos ideas se expresan mediante los
siguientes dos términos: Principio de subsidiariedad
Bottom – up. Lo
enmarco, en correspondencia a la importancia estratégica con que
fueron pronunciados estos dos términos y la importancia estratégica
con que fueron definidos por las autoridades europeas y repetidos en
España por Ministros, Presidentes de Comunidades Autónomas,
Consejeros, Diputados Regionales, Alcaldes y Concejales, …
Principio de subsidiariedad
Bottom – up
¿Qué habrá ocurrido, entre tanto,
para que el Consejo Europeo y la Comisión Europea procedan con el
Gobierno de España de manera contraria, es decir, top –
down? Y, subsiguientemente, ¿qué habrá sucedido para que
el Gobierno de España actúe también top – down con
las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos? Y dada la importancia
estratégica del término por su sustrato semántico, también lo
enmarco
Top - down
¿Habrán cambiado de orientación
estratégica las autoridades europeas? ¿Qué habrá sucedido?.
No son nada lejanos los tiempos que
cito y no hace falta memoria histórica para
recordarlos con toda nitidez. [Al que lo desee puedo recordarles los
nombres y apellidos de Consejeros, Alcaldes y Diputados del
Principado de Asturias]. Eran los tiempos en los que se ponía
en manos de Comunidades Autónomas y de Alcaldes programas piloto de
desarrollo vinculado a áreas territoriales. Primero fue la
Iniciativa Comunitaria L.E.A.D.E.R. Luego se trasvasó gran
parte del contenido de esta Iniciativa a los Programas Estándar
denominados Marcos Comunitarios de Apoyo y Programa de Desarrollo
Regional. E igualmente se trasladaron los métodos y procedimientos a
todos programas y proyectos europeos, es decir, financiados en una
parte relevante por fondos de la Unión Europea. De haberse cumplido
las expectativas en un porcentaje aceptable, debería resaltar en el
avance democrático y en el desarrollo económico (de manera especial
en determinadas áreas territoriales).
No, no ha cambiado la orientación
estratégica de la Unión Europea. No, tampoco ha cambiado el enfoque
que mantenemos los estudiosos del desarrollo económico vinculado a
territorio – cultura, o desarrollo bottom – up.
Ha fallado la transparencia. No la transparencia del
mercado, no, puesto que es sabido que el mercado no es transparente
por su propia naturaleza. Ha fallado la transparencia de la
intervención política, de la regulación, del control.
Al hablar de transparencia
no estamos refiriéndonos a ningún fenómeno sobrenatural, no
estamos hablando d ninguna luz especial o iluminación
extraordinaria1.
Nos referimos lo en Auditoría de Cuentas se denomina
mecanismos de control interno. Estos mecanismos no son
otra cosa que métodos y procedimientos de acuerdo con los cuales
deben realizarse todas las operaciones. Estos procedimientos tienen
carácter de norma obligatoria. Pueden ser formulados en Leyes,
Decretos. O pueden ser normas internas. En cualquier caso, se trata
de norma explícitas, públicas y publicitadas. Y esto es así de tal
forma que cuando un auditor externo detecta que no existen mecanismos
internos de control idóneos, idóneamente instalados y en adecuado
funcionamiento desiste en emitir opinión sobre las cuentas de la
citada entidad, poniéndolo de manifiesto de esta manera.
Vamos a decirlo de manera sencilla:
¿Porqué en los bancos y teniendo en cuenta las enormes sumas de
dinero que circulan por los mismos es extraño por infrecuente los
casos de uso indebido de ese dinero?
La concesión de subvenciones para el
fomento de la actividad económica viable (y con ello el fomento de
la creación de empleos) ha venido sufriendo desplazamientos del
gobierno central a los gobiernos autonómicos y de éstos a los
ayuntamientos. Ello con el sano propósito de acercar los
diagnósticos y las políticas a la localización de los problemas y
a los propios ciudadanos. Tiene lógica. Pero esta lógica se pierde
cuando en el viaje del centralismo a las diferentes áreas
territoriales y al ciudadano se extravían los procedimientos que
mantienen la transparencia. Consecuencia de este
extravío resulta que el viaje de aproximación al ciudadano se
convierte en un viaje de aproximación a las decisiones
discrecionales, que es tanto como decir un viaje hacia las
redes clientelares. Que es tanto como decir un
viaje en el cual se extravía la racionalidad económica y la
democracia política. La democracia resulta
extraviada en estos viajes del dinero En estos recovecos de
la diligencia están los apandadores, que, además, solían
poner de manifiesto su desprecio por los procedimientos,
calificándolos de burocracia inútil, de rollos teóricos y de
engorros poco prácticos.
Y la confianza. Y, como
también es sabido, la falta de confianza eleva los costes de
transacción y disuade el emprendimiento.
La transparencia precisa de un
complemento indispensable que alberga en la cultura de los grupos
humanos: la moral. La moral como algo que no termina en la
puerta de entrada en la política, ni en la puerta de entrada en el
ejercicio de las profesiones, ni en la puerta de entrada de los
negocios. Un grupo humano (municipio, comunidad autónoma, país,
región, …) en el que se considere mayoritariamente o de forma
hegemónica que en el ejercicio de la gestión de los asuntos
públicos, es decir, de los asuntos de todos, del común, no son
necesarios ni los mecanismos de control ni la moral, es un grupo
humano atrasado y con pocas perspectivas de desarrollo.
1
Véase Nonaya nº7 (Boletín que editaba la Asociación
de Amigos del Paisaje de Salas) y Atlántica XXII nº3