jueves, 7 de junio de 2012


LA VARIABLE TIEMPO EN LAS SITUACIONES CONCURSALES

Lo último que escuché sobre la grave situación económica española creo que llevaba el ánimo de añadirle una capa de tintura bondadosa: la deuda española no es tan elevada, hay otros países con deuda mucho más elevada, tanto en términos absolutos como referenciándola al PIB.

Andar a estas alturas con estos paños calientes no hace sino añadir una mayor gravedad a la situación española en general. Porque, al lado de la gravedad que supone la textura moral de ciertos individuos que han venido gestionando los asuntos públicos y al lado de la gravedad que supone la gran opacidad en el manejo de esos asuntos, decir lo que señalo más arriba significa añadir encima la incapacidad técnica.

Desde que la crisis reventó en 2008 hasta hoy debería ser suficiente tiempo para tener determinado el volumen y estructura fiables de deuda consolidada. Y debería, también, por tanto, tener muy claro que el principal problema no es el volumen de la deuda (aunque este lo sea y sea de enorme gravedad la opacidad que nos venido impidiendo conocerlo), el principal problema es que se trata de endeudamiento a corto plazo.

Dicho de otro modo, los flujos de cobro son insuficientes para hacer frente al flujo de pagos, los cobros a fecha son incapaces de enfrentar los pagos a fecha. Esto es lo que llamábamos técnicamente “suspensión de pagos” y hoy se llama técnicamente “insolvencia provisional”. Y equivale a tener que endeudarse para pagar deudas vencidas. Y siempre a un mayor tipo de interés.

Recuerdo dos ejemplos prácticos que viví hace ya muchos años y que no me resisto a reseñar aquí muy brevemente, aunque los contaré con mayor detalle en “Empresas y Proyectos en Asturias 1977 – 1997”, texto extenso y laborioso en el que estoy sumergido. (Eran tiempos más difíciles para negociar con bancos que los que vinieron en los años de comienzo del s. XXI – a no ser que se dispusiese de alguna conexión con Cajas de Ahorro. Aún no habían llegado los tiempos blandos).

 Un grupo de trabajadores de Gijón me hace la consulta que sigue. El empresario les regala la empresa. Ellos quieren encargarme una valoración de la misma, así como un estudio de viabilidad económica y financiera. Me muestro de acuerdo, pero les advierto: un estudio de viabilidad precisa un
tiempo de ejecución –estimé en aquel caso un mes – y se enfrentaría al problema de la obtención de datos fiables – ¿hay Contabilidad con soportes fiables? ¿Hay Auditoría Externa de Cuentas? – . Podemos hacer un chequeo rápido, pero aún así precisaríamos unos diez días. Y les planteé a continuación una cuestión previa imprescindible ¿Cuánto tiempo aguantarían haciendo frente a los pagos, especialmente a los renegociados y a los ya vencidos y sin renegociar? La respuesta no pudo ser más optimista. Aguantarían un mes y con toda seguridad quince días. Al día siguiente cerró definitivamente la empresa.

Un empresario del centro de Asturias me pidió opinión sobre un Balance de Situación muy resumido. Me pareció relativamente muy elevado el saldo de acreedores a corto, no obstante le dije que precisaba más información: un Balance más desagregado, una Cuenta de Resultados y algunos datos sobre deudas vencidas, plazos de cobro y plazos de pago. Bueno, después de varias idas y venidas me facilitó la información inicialmente suficiente, para decirle que debería presentar solicitud de Suspensión de Pagos. Suspensión de pagos jurídica, porque ya se encontraba en suspensión de pagos técnica, hecho que venía confirmado, entre otras, por la vía de que estaba efectuando contrataciones urgentes sin margen o con pérdida, con el fin de obtener tesorería para atender a los pagos que se precipitaban en catarata. Y que todo protocolo que diera indicios de facturaciones futuras fuera utilizado en los bancos para no desatender pagos vencidos.

El factor tiempo ocupa un lugar central en todo análisis financiero (tal como nos explicara el Profesor Gayol en la asignatura Matemática Financiera –hace ya muchísimo tiempo- y tal como nos explicara el Profesor Loy –hace también mucho tiempo- en la de Análisis y Consolidación de Balances). Y en las situaciones concursales por las que se atraviesa la Unión Europea, tengo la impresión de que se está perdiendo mucho tiempo.