domingo, 5 de febrero de 2012

Ante la incertidumbre y la indeterminación de la Economía y de la Política, nos queda la Contabilidad

Ante la incertidumbre y la indeterminación de la Economía y de la Política, nos queda la Contabilidad

Todos los razonamientos sobre la persistente crisis del sistema económico que venimos viviendo nos remiten continuadamente a los conceptos de Activo y de Pasivo y a los conceptos de Ingresos y de Gastos. Es decir, nos remiten al Balance de Situación y a la Cuenta de Resultados. Nos remiten a la Contabilidad.

Hablar de inversión y financiación, de origen y de aplicación de fondos, hablar de endeudamiento y de liquidez; de activo realizable a corto plazo y de activo realizable a largo plazo; de pasivo exigible a corto plazo y de pasivo exigible a largo plazo; es hablar de Balance de Situación.

Hablar de ingresos y de gastos es tanto como hablar de PIB y de ingresos fiscales. De gastos corrientes y de inversiones. De inversiones productivas eficientes y de inversiones productivas ineficientes. De inversiones no productivas, pero necesarias para reproducir a la sociedad, a la cultura, al país, es decir, para reproducir las externalidades del sistema económico imprescindibles, por otro lado, para el funcionamiento del mismo.

Y todo ello no es otra cosa que hablar de capacidad de endeudamiento. De espirales autoaceleradas en pos de la liquidez y en ausencia de márgenes. De situación concursal provisional (suspensión de pagos) o definitiva (quiebra). De situación concursal de hecho y de derecho. Es hablar de quita y de espera.

Y todo ello no es otra cosa que hablar de viabilidad de una empresa o de una administración o de un país. No es otra cosa que viabilidad financiera, reflejada en el Balance de Situación y no es otra cosa que viabilidad económica, reflejada en la Cuenta de Resultados.

Por todo ello sorprende que sigan sin funcionar los mecanismos de regulación y las políticas económicas que los usan. ¿Falla el aparato conceptual que soporta las políticas? ¿O falla la voluntad política? ¿Hasta qué punto la voluntad política no está atada a intereses económicos? Que falla el mercado ya lo sabemos hace tiempo. Pero todo parece indicar que también falla el Estado. Y todo parece indicar también que todos los aparatos conceptuales han entrado en quiebra. Excepto la Contabilidad, que aparece como única base sólida para el razonamiento económico.

¡Quién me lo iba a decir a mí! ¡Quien me iba a decir que lo de “Caja a Bacalao y Bacalao a Caja”, que nos enseñaba nuestro profesor D. Ricardo Pedreira en la Escuela de Comercio de Oviedo iba a dar para tanto!